Parece que fue ayer cuando Oasis era “la banda más grande del mundo”, los “sucesores de los Beatles”. De aquellos gloriosos años, hoy quedan algunas de las más grandiosas canciones de la historia del rock, toneladas de recortes de tabloides amarillos de la Isla británica y dos hermanos peleados a muerte.
Pasaron ya 20 años desde que Noel Gallagher salvó de un destino de mediocridad a The Rain, la banda formada por su hermano Liam y dio así a luz a una altisonante guerra de egos entre dos hermanitos tan geniales como bocones y barderos.
Oasis fue una estrella fulgurante que incendió a Inglaterra, primero, y al mundo entero después. Tocaron el cielo con las manos y después se dejaron arrastrar al infierno de los rockeros cansados de sostener el peso de sus egos.
Los Gallagher deberían ostentar el récord Guiness de haber formado parte de la banda que más veces estuvo al borde de extinguirse. Mataron a Oasis, finalmente, en agosto de 2009, en medio de la gira de presentación del disco “Digo ut your soul”.
Gira que los había traído por 4° vez a la Argentina, que los había llevado por primera vez a llenar River, que los mostraba revitalizados, brindando el mejor concierto de su carrera en estas Pampas. Pero aquello fue como la recuperación del día antes de morir. El “rebote del gato muerto”, que le dicen. Oasis no iba más, y se terminó.
Hoy, Oasis está partido en dos: Liam (y los otros), en Beady Eye, una continuación casi lógica, aunque bastante más cuadrada, que entrega algunas buenas canciones como esta:
Mientras, Noel edita finalmente su esperado disco debut, “High flying birds”, que puede adquirirse online a partir de hoy. Lo poco que puede conocerse son un par de baladas noelianas, nada demasiado nuevo bajo el sol:
Y aquí estamos los fanáticos, haciendo el duelo, o fingiendo que los Gallagher decidieron poner fin a las rencillas y editar un disco doble de Oasis, con canciones de cada uno en cada lado del vinilo.
